La muerte no existe y Nicanor lo sabe. Un grande, un irreverente como él no se resiste a tal estado.
Es tu salto cuántico Nicanor Parra, el que rompe toda ley física para estar ahora más que nunca entre los que quieres estar. Seguro observándonos con tu mirada irónica por nuestros actos, que no es más que la máscara de tu sensibilidad ante el género humano.
Dentro de su obra está la magia para mantenerse vivo y más aún en el imaginario de los niños, que era uno de sus intereses principales de este último tiempo.
Un día Nicanor Parra y Congreso plasmaron en el tiempo un grito por volver la dignidad a los niños.
¿Qué fue de esos anti-poemas escritos por Nicanor Parra que hablaban de la infancia?
Fueron la inspiración del grupo Congreso en “Pichanga-Poesía a falta de ecuaciones”, una obra encargada por la UNICEF en 1993, que nos hizo mirar con los ojos abiertos la Convención internacional de los derechos del niño, revelando una realidad pesada, sufrida, punzante y una labor por hacer: cambiar el mundo por uno mejor donde los derechos de los niños sean reales ante las injusticias y necesidades permanentes en que viven.
