Caminábamos con mi mamá a mi curso de ballet, creo que yo tenía ocho años. Ella me llevaba a mi y a mis compañeras por la orilla de un canal. Estaba muy divertida, riendo y saltando cuando de repente solté sin querer mi bolsito y cayó al agua. Mi mamá se enojó muchísimo. Por suerte un señor que pasaba por ahi, con una rama logro rescatarlo, pero ya estaba todo manchado.
Y este es el recuerdo que tengo de aquel día: mi mamá dándome un coscorrón en la cabeza y muy enojada me ordena que me devuelva sola a casa. Ella se va con mis compañeras al curso de ballet, y yo me devuelvo sola, con miedo y llorando…
Miro ahora con ojos de adulta aquel momento, que parece solo una anécdota. Pero si fuese solo eso, ¿porqué aún recuerdo la sensación de malestar, de pena, de soledad…?
No fue solo una anécdota, es un hecho que se repite continuamente con los seres humanos.
Los niños y niñas pequeñas son indefensos, y generalmente no se les permite más que obedecer.
Los recuerdos que tenemos de niños, nos marcan de tal manera, que generan incontables reacciones inconscientes cuando ya somos adultos.
El golpe recibido en mi cabeza, aun lo puedo sentir. La pena también.
La gran mayoría de adultos no sabemos el daño que podemos crear en las pequeñas vidas. Todo parece ser correcto, dar palmadas, gritar, encerrar…
Pero este simple hecho de no darnos cuenta, es lo que durante siglos ha permitido la vulneración de los derechos mas básicos de los niños.
Las leyes que creamos, hasta el día de hoy son defectuosas, como la que permite que horribles actos en contra de niños..prescriban.
¿Y que hacemos entonces?
Debemos volver a nuestra propia infancia. Dar los valores “correctos” a los hechos, no los que “parecen” correctos. Como seres humanos conscientes debemos corregir las leyes que permiten, que actos brutales sigan apareciendo, y permitir que la niñez de cada uno de nosotros, tenga recuerdos buenos y malos, pero que ellos, sean soportables en nuestra vida, y que la resilencia se convierta en energía de vida futura de bien.
Respetar a los niños y sus errores, respetar su imaginación… respetar su inocencia.