EL PORTAL

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Las curvas demográficas de nuestro actual finales del siglo XXII marcaron lo que nuestros bisabuelos ya sostenían en el siglo pasado, algunos países se están convirtiendo en países de viejos, las mujeres de esa época no querían tener más de 2 niños, y algunas ninguno, y hasta la ancestral China, que por mucho tiempo prohibió tener más de 1 niño, luego derogó la medida, pero fue tarde, porque las mujeres seguían no queriendo tener niños y muchos hombres nacieron infértiles producto de los agrotóxicos de los alimentos del campo y convirtieron su generación en el fin de la humanidad terrestre.

La falta de agua fue también un motivo de detener las descendencias, se pensó entonces que las aldeas espaciales suplirían el crecimiento de nuevos seres humanos, y por mucho tiempo se creyó y se confió que las comunidades espaciales serían las más jóvenes y la salvación de la raza humana, pero la verdad de los verdaderos intereses galácticos reveló una triste y alarmante nueva realidad que cambia por completo el curso de nuestras destino,  acciones, sueños y acelera el tiempo de permanencia en nuestra querida Tierra: no hay nuevos niños y nunca fue el proyecto niños ejecutado.

Y ahí estamos hoy con un niño que nació en Sudamérica  4 años, caso extraño, y otro niño que nació en Europa de 6 años, aún más extraño porque ahí comenzó la extinción de la reproducción ¿Y por qué tanta relevancia? Porque son los últimos niños nacidos en el planeta Tierra, sin hermanos, sin amigos, sin nadie de su edad con quien jugar.

El gran evento del momento será cuando se junten, se miren, se vean del mismo porte y no se sientan más solos. Una gota de esperanza, aunque sea para imaginar un brote nuevo o para los más soñadores, buscar niños nacidos en algún recóndito país, que en su falta de sincronía con la realidad aún permanezca en el siglo pasado, por ejemplo una tribu o civilización cercana al 2018, 100 años después de la I Guerra Mundial, 180 años antes de nuestro actual año lunar ¿sería algo así posible?.

Dejemos de elucubrar y volvamos a nuestro presente. Ellos se encontraron porque en sus juegos telepáticos sintonizaron y supieron el uno del otro. Desde ese momento le han contado a todo el mundo adulto de su hallazgo y no se han detenido en pedir a su comunidad conocerse. Llegó a tal magnitud su deseo que los administradores del portal accedieron a facilitar la reunión. Será entonces el niño de Europa desde Sicilia, Italia, el que viajará la próxima semana para aparecer en segundos en la cordillera de Los Andes frente a la ciudad de Santiago y encontrarse con su par.

¿Qué harán cuando se encuentren? Ya muchos olvidaron lo que era tener un amigo cuando niños, hay que buscar en las hemerotecas digitales como era la vida diaria en el siglo XXI para recordar. Pero dejemos que su naturaleza dicte su conducta y no le impongamos nada a este encuentro, dejemos que su ADN le indique que hacer o más bien su corazón de niño desprejuiciado de negaciones e infortunios fluya para observar atentos las señales del lenguaje no verbal de este encuentro, aquellos gestos y actitudes olvidados como fósil de dinosaurio y que tendremos la oportunidad de registrar.